miércoles, 30 de enero de 2008

A la manera de…

Hablaré de Rumaiqiya, ciudad que tiende bajo el agua del río el ritmo naranja verde rosa de sus fachadas, las palmeras del paseo cuajado de luces al atardecer, las grúas del puerto abandonadas como esqueletos prehistóricos.

En los días claros el milagro de la luz despliega más allá de la divisoria de agua un duplicado fantasmal en su nitidez invertida; cada temblor, cada repentino cambio en la dirección del agua deja por un momento su huella de difumino en la ciudad doble alzada al cielo. Agarrados a la barandilla del puente, los melancólicos habitantes de Rumaiqiya gustan de imaginar extrañas historias que transcurren boca arriba. Algunas veces sucede que, arrebatados por el ansia de una vida distinta, se sueltan de la barra para dejarse ir hacia lo alto, más allá del agua.


Lo escribí hace unos años, en la primera página de Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, para regalárselo a una amiga. Guardé el borrador, y leído ahora me sigue gustando mucho.

lunes, 28 de enero de 2008

Old friends

Con el tiempo uno va eligiendo un puñado de libros, películas, óperas que le sirven para entender el mundo; no porque no haya otras tan grandes (no más, eso no), sino porque dicen las verdades que uno está más preparado para entender, porque resuenan en la onda que uno sintoniza mejor. Las bodas de Figaro, Mogambo, La Cartuja de Parma, El Caballero de la Rosa… o Historias de Filadelfia, que estoy viendo por enésima vez. La prodigiosa, modernísima, extraordinariamente valiente escena entre Jimmy Stewart y Katharine Hepburn borrachos junto a la piscina, toda la sabiduría sobre las relaciones humanas condensada en un carrusel de apenas dos minutos de flirteo, fascinación, prejuicios, descubrimiento mutuo, tretas, malentendidos, deseo insoportable, mentiras que son verdad por una noche. Podría verla cien veces, aunque sea doblada como ahora.

Se me ocurre que si elaborase un detallado ensayo sobre los hilos que hilvanan para mí estas obras en una suerte de unidad conseguiría de paso explicarme a mí mismo. Pero esas cosas si hay que explicarlas no vale la pena.

Añádanse, claro está, El apartamento y Cautivos del mal, y la escena final de Los hermosos y los malditos (parecen... sucios) y la del barco de Amarcord que preside esta casa... y considérese la lista abierta.

Robin y Marian, cómo dejar fuera esa última flecha.

viernes, 18 de enero de 2008

Dirección y sentido

(Leo en el por tantas cosas admirable Eça de Queiroz una imagen que me hace chirriar los engranajes del pensamiento: los olivos del huerto de Getsemaní, benditos por haber dado sombra al Cristo. Eso no funciona así, eso está mal).

Podemos postular que el quebrado deslizarse de una sombra funesta por una fachada o por el ruedo de una falda baste para traer la desdicha a unas vidas inocentes y ajenas; cuesta mucho más imaginar, en cambio, un árbol que se agostase cuando una presencia oscura atravesara bajo su copa. El rayo de luz que abre la puerta del tesoro, la corriente de aire que hace revivir, la lluvia de oro que fecundó a Dánae no pueden discurrir de abajo a arriba. Lo que se derrama, lo que irradia, lo que viene de lo alto es intangible y ecuánime a fuerza de indiferente: que el sol brilla para todos es algo más que un lugar común. Un chaparrón súbito lava cualquier suciedad o culpa, pero es imposible contaminar a la lluvia.

lunes, 14 de enero de 2008

Sorprendentes ausencias

Veo en televisión el anuncio de una colección de libros para vender en los kioskos, de esas que florecen en enero y no suelen pasar del cuarto número. Vivencias de mujer, se llama: historias que tienen a mujeres como protagonistas, y como me voy volviendo un viejo cascarrabias lo primero que se me ocurre es preguntar por qué no están entre esas mujeres Emma Bovary, Antígona o Elizabeth Bennet, por qué no aparecen Lady Macbeth ni la dama Murasaki.

Pues por la misma razón, me contesto enseguida, que en los restaurantes llamados vegetarianos no ofrecen una simple menestra de verduras, unas espinacas con garbanzos y mucho pimentón o las portentosas alcachofas del Túbal.

jueves, 10 de enero de 2008

Lucidez tardía

¿Por qué será que los políticos retirados o al menos alejados del reparto dicen cosas mucho más sensatas e interesantes que cuando estaban en activo?

A la izquierda tenemos, además de a Pedro Aparicio, ex alcalde de Málaga al que leo con fruición en el diario local, a Pilar Rahola (aquí demoledora contra el buenismo de las subvenciones) y el blog, recién descubierto por un servidor, de Joaquín Leguina, (que predica distinto de lo que vota en las Cortes, él sabrá).

¿Alguien puede traer ejemplos de la derecha, que seguro habrá, para completar el cuadro?

Actualizando: puede valer el del muy sensato Fernando Maura, huido del PP hacia las filas de UPyD, aunque en su caso no sé si hay una versión peor de sí mismo para comparar.

martes, 8 de enero de 2008

Herencia

Tal vez no sea, en estricta erudición, la primera vez, pero cuando Tucídides le da la vuelta a un oráculo con esa claridad de espíritu uno tiene, a pesar de tratarse de una mención de pasada sobre un asunto menor, la impresión de estar asistiendo a un momento inaugural, definitivo:

En cuanto al lugar llamado Pelárgico, al pie de la Acrópolis, sobre cuya ocupación pendía una maldición y lo mismo prohibía el verso final de un oráculo pítico que decía: "Es mejor que el Pelárgico esté sin utilizar", la apremiante necesidad hizo que se ocupara por completo. Y, en mi opinión, el oráculo se cumplió al revés de lo que se esperaba, porque la desgracia de la ciudad no llegó a causa de su ocupación ilegal, sino que fue la guerra la que creó la necesidad de habitarlo (…), y el oráculo predecía que el Pelárgico sería habitado, y no para bien.

No sé si en algún otro lugar existía la atmósfera moral e intelectual para un salto como este, pero el caso es que allí y entonces el hombre empezó a liberarse de los dioses. Nada está escrito. Somos los dueños de nuestro destino, y fueron atenienses quienes nos lo enseñaron. Eterna gratitud a ellos.

domingo, 6 de enero de 2008

Un paseante

Oporto, 31 de diciembre de 2007

viernes, 4 de enero de 2008

Bienvenidos

Pues nada, una nueva casa que pretende parecerse lo más posible a las anteriores. Aquí encontrarán revueltos los temas que hasta ahora he mantenido separados, en la esperanza de que así se note menos mi pereza congénita. Por lo demás, soy el mismo no-escritor de siempre.

Pónganse cómodos.

Fortune, not design

Pessoa, que lo sabía todo, escribió:

Alguna treta inusual del cerebro que, si continua y orgánica, constituye el genio, puede, siendo ocasional y atípica, simular legítimamente el genio mientras dure. El genio es esencialmente la permanencia del genio.