miércoles, 30 de enero de 2008

A la manera de…

Hablaré de Rumaiqiya, ciudad que tiende bajo el agua del río el ritmo naranja verde rosa de sus fachadas, las palmeras del paseo cuajado de luces al atardecer, las grúas del puerto abandonadas como esqueletos prehistóricos.

En los días claros el milagro de la luz despliega más allá de la divisoria de agua un duplicado fantasmal en su nitidez invertida; cada temblor, cada repentino cambio en la dirección del agua deja por un momento su huella de difumino en la ciudad doble alzada al cielo. Agarrados a la barandilla del puente, los melancólicos habitantes de Rumaiqiya gustan de imaginar extrañas historias que transcurren boca arriba. Algunas veces sucede que, arrebatados por el ansia de una vida distinta, se sueltan de la barra para dejarse ir hacia lo alto, más allá del agua.


Lo escribí hace unos años, en la primera página de Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, para regalárselo a una amiga. Guardé el borrador, y leído ahora me sigue gustando mucho.

1 comentario:

Cris dijo...

Es una maravilla eso que escribes, un juego de espejos...digo mientras veo mi cara reflejada en la pantalla del ordenador. A veces la Cris de la pantalla hace indicaciones a la Cris de la silla. No siempre las comprende.