No se trata de la inviolabilidad del Rey (ya he dicho muchas veces que encuentro ridícula y levemente opresora esa protección legal) ni vamos a poner cara de ultraje, que es lo que a ellos les pone. Ni tampoco es cuestión de romper un pacto de gobierno a consecuencia de unas palabras, por imbéciles y sectarias que éstas sean.
Es algo mucho más obvio que uno lleva diciendo desde que empezó a gobernar Rodríguez Zapatero, algo que el exabrupto de Tardá no revela (siempre ha estado claro) pero sí que señala con innegable claridad. Que no tiene ningún sentido gobernar un estado con un partido cuyo objetivo es la destrucción de ese estado, que no se puede administrar el orden constitucional con un partido que sólo aspira a desmontarlo, que basta una brizna de sentido común para entender que con ERC no se puede organizar un proyecto de gobierno. Que hace falta un mínimo de principios compartidos (como el que existe entre PSOE y PP, por ejemplo) para gobernar juntos, que ese mínimo no existe entre PSOE y ERC a no ser que uno de los dos renuncie a todo. Y que no es excluyente ni antidemocrático manifestar esta obviedad: el lugar de los partidos secesionistas sólo puede ser la oposición más o menos marginal, hasta el día en que consigan una mayoría nacional suficiente para proceder, legítimamente, a desmontar el estado tal como su programa prevé.
Es algo mucho más obvio que uno lleva diciendo desde que empezó a gobernar Rodríguez Zapatero, algo que el exabrupto de Tardá no revela (siempre ha estado claro) pero sí que señala con innegable claridad. Que no tiene ningún sentido gobernar un estado con un partido cuyo objetivo es la destrucción de ese estado, que no se puede administrar el orden constitucional con un partido que sólo aspira a desmontarlo, que basta una brizna de sentido común para entender que con ERC no se puede organizar un proyecto de gobierno. Que hace falta un mínimo de principios compartidos (como el que existe entre PSOE y PP, por ejemplo) para gobernar juntos, que ese mínimo no existe entre PSOE y ERC a no ser que uno de los dos renuncie a todo. Y que no es excluyente ni antidemocrático manifestar esta obviedad: el lugar de los partidos secesionistas sólo puede ser la oposición más o menos marginal, hasta el día en que consigan una mayoría nacional suficiente para proceder, legítimamente, a desmontar el estado tal como su programa prevé.
Coincidiendo: no está escrito que los demócratas hayan de ser idiotas
1 comentario:
El problema, Ignacio, es nuestro sistema electoral, que fue pensado para integrar a los nacionalismos en la política española y sólo ha logrado que el gobierno central esté a merced de ellos. Eso por no hablar del tabú que es en España hablar de una "gran coalición" (PP-PSOE) como la ha habido en Austria o Alemania muchas veces.
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