martes, 8 de enero de 2008

Herencia

Tal vez no sea, en estricta erudición, la primera vez, pero cuando Tucídides le da la vuelta a un oráculo con esa claridad de espíritu uno tiene, a pesar de tratarse de una mención de pasada sobre un asunto menor, la impresión de estar asistiendo a un momento inaugural, definitivo:

En cuanto al lugar llamado Pelárgico, al pie de la Acrópolis, sobre cuya ocupación pendía una maldición y lo mismo prohibía el verso final de un oráculo pítico que decía: "Es mejor que el Pelárgico esté sin utilizar", la apremiante necesidad hizo que se ocupara por completo. Y, en mi opinión, el oráculo se cumplió al revés de lo que se esperaba, porque la desgracia de la ciudad no llegó a causa de su ocupación ilegal, sino que fue la guerra la que creó la necesidad de habitarlo (…), y el oráculo predecía que el Pelárgico sería habitado, y no para bien.

No sé si en algún otro lugar existía la atmósfera moral e intelectual para un salto como este, pero el caso es que allí y entonces el hombre empezó a liberarse de los dioses. Nada está escrito. Somos los dueños de nuestro destino, y fueron atenienses quienes nos lo enseñaron. Eterna gratitud a ellos.

5 comentarios:

rubén dijo...

Los oráculos siempre hablaban con la calculada ambigüedad de un horóscopo de revista del corazón.

E. G-Máiquez dijo...

Amén

E. G-Máiquez dijo...

Me releo (sin grandes esfuerzos, todo hay que decirlo) el comentario y preciso que mi asentimiento es sin ironía ninguna. Gloria a los griegos.

Ignacio dijo...

Claro, Enrique, en ese barco vamos todos juntos; el esfuerzo cristiano por mantener el libre albedrío a costa de las piruetas lógicas que hagan falta es testimonio de que no hay vuelta atrás en esto.

Rubén, sí y no. O sea, claro que los oráculos perdían a sus destinatarios con el juego sutil de una coma, pero eso formaba parte precisamente del mundo arcaico, del destino omnipotente e inapelable.

Aquí he creído ver otra cosa, una neutralización del concepto de profecía por vía de sentido común. No se pierde la ciudad porque se pise el terreno prohibido, sino que como mucho el pisar ese terreno es indicio o testimonio de lo chungas que ya están las cosas.

Enhorabuena por tu cuaderno de fotos y citas.

Anónimo dijo...

Esta vez va sin chanza: leer en blanco sobre negro me parece un poco fatigoso.